UN PROYECTO DE ALIMERKA

Dedicar una tarde entera a dejar la comida lista para el resto de la semana es una técnica digna de práctica pero que, bien ejecutada, solo produce satisfacción

No será la primera vez ni la última que adoptemos un término en inglés para acuñar un trend, sea o no gastronómico. El que hoy nos ocupa es el batchcooking,que en nuestro querido castellano significa «cocinar por lotes» como si de una cadena de producción se tratase. Por si hay alguien que todavía no ha oído hablar de la técnica, estamos ante el reto de ocupar unas horas de la semana, preferiblemente las de la tarde de un domingo, para prepara la comida de toda la semana.

¿Qué tiene el método de revolucionario? Pues más que la practicidad -que también la tiene-, es destacable el tiempo que uno gana para el resto de la semana, ahorrando no solo el tiempo de cocinado sino también el de «pensar qué me puedo preparar para comer que no me lleve mucho tiempo».

Si seguimos buscándole ventajas, también es destacable el batchcooking por ayudar a reducir el desperdicio alimentario y potencia la cocina de aprovechamiento al dar salida a los alimentos por varias vías de preparación e incluso poder aprovechar «restitos» que hay en la nevera o en el frutero para añadir a alguna de las elaboraciones.

Hacer recuento y planificar un menú semanal basándose, en parte, en sobras ayuda a vaciar la despensa y a llenarse de satisfacción. Las combinaciones que se presentan pueden ser infinitas e incluso obligarnos a descartar algunas mezclas (para poder llevar a cabo otro domingo de batchcooking). Porque la técnica produce como un efecto llamada: mientras haces las combinaciones de platos para la semana, surgen ideas que conviene anotar porque seguro que querrás llevarlas a cabo en tu próxima sesión de cocinado en lote.

Otro de los mandamientos que rodean al batchcooking es que se busca un resultado variado y saludable para no sentirnos culpables por haber salvado esa nata que luego acabará pasándonos factura en forma de remordimiento. Sabiendo, pues, estas tres premisas (aprovechamiento, combinaciones variadas y opciones saludables), ¿qué elaboraciones son candidatas a entrar en nuestro batchcooking semanal?

Una de las recetas de aprovechamiento por excelencia es aquella que nos permite dar salida a las sobras de una comida copiosa familiar como puede ser la de Nochebuena. Cierto es que ni estamos en plena celebración de fechas navideñas, pero sirva como idea para una buena opción de tupper playero, que si algo nos gusta es que los platos sean versátiles como lo es una ensalada de langostinos con patata cocida. Esta sería una primera propuesta para luchar contra el desperdicio alimentario. Tanto los crustáceos que degustamos como uno de los infinitos entrantes que hay en las comidas multitudinarias como la guarnición del plato principal acaban sobrando hasta en las mesas más concurridas. Acompañado de unas verduras y aceite de oliva daremos una segunda -y saludable- vida a los manjares festivos sobrantes.

La segunda idea de receta es aquella que sirve para rescatar esas verduras que quedan al fondo del cajón y que van perdiendo color a medida que pasan los días. Es el caso del brócoli, que tiene muchísimas salidas gastronómicas a pesar de tener que llevar a cuestas la fama de «verdura aburrida». Puede convertirse en un plato lleno de emoción si le ponemos al brócoli formato salsa y como compañeros de baile una pasta integral y almendras. El resultado: delicioso, divertido y saludable.

Para cerrar este trío de propuestas, nunca falla un salteado. Tiene tantas variantes como combinaciones de ingredientes posibles, pero vamos a plantear una con un toque asiático como un salteado de pakchoi con setas shitake y tacos de salmón. Aderezado con un chorrito de salsa de soja le dará un toque especial a una receta que se tarda menos en preparar que en comer.

A partir de estas tres recetas van surgiendo otras muchas para poder elaborar tuppers para toda la semana. Combinar y zampar, ¡todo es empezar!

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